Una apuesta al cambio
El sábado se estrenará “Las Reglas de la Urbanidad en la Sociedad Moderna”, la segunda y última coproducción del año. Un unipersonal protagonizado por Marisa Gutiérrez con la dirección de Diego Ferrero.
En una charla amena tuvimos la oportunidad de hablar con sus protagonistas: Diego Ferrero y Marisa Gutiérrez, dos conocidos batalladores de la arena teatral local que con mucho esfuerzo y talento han logrado reconocimiento en la escena provincial y nacional.
La obra, “Las reglas de la urbanidad en la sociedad moderna” de Jean-Luc Lagarce, fue elegida en 2010 por el director teatral Rubén Szuchmacher.
Caldo de Cultivo es un grupo reducido y bastante estático. ¿Esto se debe al azar o a que te gusta trabajar con poca gente?
Diego Ferrero: Intento buscar otra gente pero es lo que hay (risas)… pero bien! A mí me gustaba la idea de que no sea un grupo estructurado, que pase una obra, se vayan, vengan otros. Pero costó conseguir eso. Por otro lado la mayoría de las obras son con poca gente.
¿Por qué esta obra?
DF: La elección del texto dependía de que no éramos muchos (risas). Empezó el año pasado, varios del grupo estaban ya encarando otros proyectos. Entonces comenzamos a ver qué podíamos hacer y qué no. Empezamos a buscar por ese lado, monólogo, dos actores y encontramos esto que no tiene mucho que ver con lo que estábamos haciendo. Un autor francés con una estética totalmente distinta a lo que estábamos trabajando.
El texto original tiene la particularidad de estar escrito como la transcripción de una conferencia, sin ningún tipo de información anexa sobre posturas. El autor se basó en un código de urbanidad de principios del Siglo XX. En base a esto nos pusimos a ver cómo encarar el texto.
Marisa, tu primer unipersonal. ¿Cómo vivís esta experiencia?
Marisa Gutiérrez: Me pasan dos cosas. Por un lado me siento tranquila y no sé si es para preocuparse o no (risas). Por el otro, para mí es un desafío importante como actriz, saber qué recursos tengo para poder sostener un unipersonal. Nunca estuve sola en el escenario. Por eso considero que es importante la energía que puede transmitir el director y el actor en este tipo de obras.
¿Hubo algún cambio en el trabajo de dirección?
MG: Lo que rescato haciendo un análisis comparativo en relación a todas las obras en las que participé en Caldo de Cultivo, en cuanto a la dirección sí hay un trabajo más minucioso y más estricto, que quizás antes estaba pero yo no lo percibía igual. En esta oportunidad sentí una “conducción” en cómo abordar una determinada escena en un texto donde no había una pauta de nada.
DF: A mí me gusto porque, como te decía, era algo que nunca habíamos hecho. Y también tomar un texto que no tiene mucha familiaridad con lo que estábamos acostumbrados fue muy interesante.
¿Qué le aportaron al texto para poder configurar su obra?
DF: Nosotros le pusimos el cómo parar la obra: el cuerpo y el vestuario obviamente. Lo cortamos un poco y hay una pequeña parte que se cambió pero siempre tratando de mantener el espíritu de la obra que creemos que se mantiene.
¿Hay algún guiño a la sociedad local?
DF: La relación va más por el subtexto, lo podés leer entre líneas. Hace mucha referencia a algo que era “el pasado” pero que alguien podría hoy verlo reflejado. El texto es “serio” pero por debajo lleva una ironía ácida.
Volviendo al Festival ¿Cuánta presión aporta ser una de las dos únicas obras que debutan en el festival?
DF: Es complicado, generalmente en la primera función nunca va a salir todo como uno quiere. Lo más complejo es la planta de iluminación, las luces las tenemos que ir a probar ese día. Nosotros no tenemos sala, estamos ensayando en un garaje con un foco y tenemos que venir a un teatro a poner todas las luces y ver como sale. Es diferente para aquellos que pueden estar ensayando una semana o un mes antes en el mismo lugar del estreno. La presión está en que te sometés al mismo criterio de evaluación que a grupos que hace un año estrenaron la noche que pudiste reconocer bien el escenario.
MG: En ese sentido el festival ejerce presión sobre los grupos, que no está mal pero muchas veces sentimos que la producción del festival no tiene en cuenta algunas cuestiones de varios grupos independientes.
Estaría bueno que se vayan corrigiendo algunas cosas que pasan. Para mí el Centro Cultural todavía carece de una estructura que favorezca el ensayo de los grupos. Tener la posibilidad de disponer de la sala. No tenemos lugar para ensayar pedido y a veces no se puede usar la sala sencillamente porque no hay alguien que te pueda abrir y poner las luces.
Nosotros pudimos ir dos veces a la sala. Y también sería importante que se priorice para actividades culturales. Ese es el lugar que puede ser aprovechado por grupos que hacen años que están aportando a la cultura local, no solo teatral.
¿Qué cambios positivos introdujo el Festival para la ciudad?
DF: Primero tener acceso a una enorme cantidad de obras que podés llegar a ver. Además tener la posibilidad de estrenar frente a críticos y a devoluciones que de otra manera no los tenés.
MG: Algo que rescato para el grupo, si tenemos que presentar la obra afuera, te da cierto prestigio el haber sido una obra seleccionada como coproducción del festival. Eso te da una proyección importante. Y otra cosa positiva, es la posibilidad de acceder a los seminarios.
Links: Publicado originalmente en Diario La Opinión
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